
Actualmente gracias a la maravilla del avance tecnológico se tiene muy al alcance de cualquiera la información o formación necesaria para lograr obtener un título o poder desarrollarse en el ámbito que se quiera.
Ahora cualquiera que posea un título, especialmente en el campo de la salud, se cree conocedor y poseedor casi que de la verdad absoluta, o en el peor de los casos, de un salario casi que exigido si se es un asalariado a tiempo completo.
Hay muchas quejas y muchos oídos sordos a la problemática que se vive hoy en día en el campo de la audiología; el mercantilismo, el negocio y la posición que yo tenga, cuanto sepa, cuanto venda y donde trabaje es lo que impera en la cabeza de algunas personas que se dedican a esta profesión.
Se deja de lado lo que realmente importa: el paciente; es lo que hace que esto valga la pena, lo que nos tiene todos los días buscando nuevos avances y nuevas tecnologías para ofrecer. A esa persona que viene con dudas, muchos mitos, tristeza y muchas veces hasta enojo se le ve solo el signo de colones en la frente.
Donde ha quedado aquella materia de ética profesional, de pedagogía del sordo o la de humanidades? Todas esas enseñanzas que estudiamos para un examen se quedaron ahí, plasmados en un papel. El trabajo diario y la constante relación que practicamos con los pacientes nos han enseñado la gran brecha que hay entre lo que es ser profesional conjugado con ser humano.
Se cree que el trabajo acaba con hacer un examen, poner audífonos y darle seguimiento de control de los audífonos hasta que el paciente quiera y ya. ¿Dónde queda el proceso real de adaptación de las prótesis?, ¿Dónde queda el proceso de reeducación auditiva?, ¿Dónde queda la situación emocional del paciente al lidiar con los estereotipos de años atrás contra las personas sordas?
¿Cómo trabajar el bullying que sufrirá el niño al llegar por primera vez a la escuela con sus audífonos?, ¿La autoestima de la señora vanidosa que se tiñe el cabello para que no se le vean las canas?, ¿O el o la joven que son estudiantes y en el centro educativo no tienen idea de cómo enseñarle o de cómo hablar con una persona sorda?
Todas esas preguntas muchos de los audiólogos las toman como que no son de su incumbencia, pero lamentablemente si es algo que les compete, o al menos a los audiólogos que si aman su profesión.
Es que todo esto va ligado a una cadena en la que cada eslabón es muy importante para una adaptación exitosa pero sobre de un paciente contento, satisfecho y con calidad de vida que es el fin de nuestro trabajo.
La audiología integral que se trabaja en Cualitek viene a llenar todo ese tipo de vacíos a los cuales se enfrentan los personas día a día cuando recurren a nuestros servicios, viéndonos como una luz de esperanza para hacer de este proceso algo placentero y provechoso.
Es un proceso integral de acompañamiento en el cual como responsables de esa salud auditiva también debemos de tomar la batuta y darle seguimiento a ese luto que innegablemente pasan todos los pacientes que son diagnosticados con sordera.
Una nueva audiología que viene de la mano con un equipo interdisciplinario, el cual valora cada caso por separado, asignando tareas según sea la necesidad.
No es un trabajo imposible de realizar. Solo basta de un poquito de tiempo, amor por lo que se hace y sobre todo paciencia para entender que esa persona que estamos viendo del otro lado de escritorio es eso: una persona con necesidades , que según como lo abordemos se irá de la consulta satisfecho y con ganas de volver. Todo es cuestión de ser observadores de los “sonidos” que nos transmiten las experiencias de vida, que nos dan indicios de donde radica el potencial de esa persona y hacer de una debilidad, una fortaleza.
No es una tarea fácil pero estoy segura que una buena comunicación y un poco más de humanidad harán de esta hermosa profesión un espacio para que muchas personas aprendan a OIR con otra perspectiva, más sana y más feliz.
